Osteopatía Pediátrica
El simple hecho de que el bebé se encaje en la pelvis de la madre durante el embarazo, o atraviese el canal de parto, puede hacer que diferentes estructuras de su cuerpo se vean sometidas a una gran presión. Al descender por el canal, la cabeza del bebé sufre fuerzas compresivas tanto verticales como transversales y torsionales . Los huesos del cráneo son todavía blandos y se movilizan adaptándose a las contracciones para ayudar a la salida del bebé.
Debido a todo este estrés que supone el proceso de parto para el recién nacido, algunas de sus estructuras óseas o tejidos pueden resultar afectados pudiendo generarle dolor, irritabilidad, siendo una posible causa de llanto o alteraciones en el sueño.
Una de las zonas que más suele sufrir esta presión es la cabecita del bebé. Con frecuencia se producen alteraciones que osteopáticamente se conocen como tensiones membranosas o articulares que originarán en ciertos casos problemas futuros como:
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- Escoliosis: la tensión craneal excesiva, si no se trata a tiempo, se puede transmitir al resto de la columna y al sacro.
- Torticolis
- Asimetrías craneales, faciales, problemas oculares, cefaleas
- Problemas de deglución.
- Problemas digestivos: cólicos, reflujo, gases y estreñimiento.
- Otitis
- Patología respiratoria
Si no se tratan a tiempo, las tensiones del parto que han afectado al cuerpo del bebé pueden convertirse en futuros problemas durante la infancia y la edad adulta.
Dada la alta capacidad de adaptación y corrección que poseen los niños, es importante el abordaje desde la osteopatía durante los primeros meses de vida donde tendremos más capacidad de ayudar a los tejidos a recuperar su normalidad, logrando en muchos casos, que más adelante no necesiten tratamientos más agresivos.